Si vives en Monterrey, sabes que el aire tiene "textura".
A veces huele a carne asada. A veces a tierra.
Pero una investigaciĂłn bomba de The Guardian confirmĂł lo que nadie querĂa admitir.
Buena parte del veneno es importado.
Resulta que el famoso boom regio tiene una letra chiquita: Monterrey se convirtiĂł en el centro de reciclaje tĂłxico de Estados Unidos.
Los nĂșmeros son frĂos:
El aire: Monterrey respira como el doble de partĂculas contaminantes diarias que Los Ăngeles (y eso que L.A. es el ĂĄrea metropolitana mĂĄs contaminada de EE. UU.).
El plomo: El dato que duele. Una sola acerera europea en Monterrey (Ternium) emitió mås plomo en un año que todas las empresas de Nueva York y Nueva Jersey... juntas.
El arsénico: Plantas como Zinc Nacional emiten arsénico en zonas residenciales densas. En EE. UU., las industrias con esos niveles operan casi siempre lejos de las ciudades.
ÂżCĂłmo se permite esto?
Es la trampa de la "economĂa circular".
Estados Unidos manda sus desechos peligrosos (baterĂas de auto viejas, polvo de acero) hacia el sur. Empresas como Clarios los procesan en Nuevo LeĂłn.
Luego, el producto reciclado regresa limpio a EE. UU. Pero en San Nicolås de los Garza se quedan los residuos de arsénico, cadmio y plomo flotando en el ambiente.
¿Por qué importa?
Porque a veces celebramos el nearshoring y la inversiĂłn extranjera sin leer las condiciones del contrato.
Las leyes ambientales en MĂ©xico permiten niveles de contaminaciĂłn que en el norte enfrentarĂan regulaciones mucho mĂĄs estrictas.
Y no es una frase hecha. Un estudio del propio estado de Nuevo LeĂłn (2023) vincula la contaminaciĂłn por partĂculas finas con hasta 2,500 muertes prematuras al año.
La realidad:
Dicen que en el norte se respira trabajo. Y es cierto.
El problema es que, segĂșn los datos, tambiĂ©n se respira lo que sobra del trabajo de los vecinos.


