Dimos por muerto a Google en la carrera de chatbots.

Y, honestamente, no es nuestra culpa.

¿Te acuerdas cuando Bard, predecesor de Gemini, inventó datos sobre el telescopio James Webb, en una demo publicada por Google? Un desastre que causó pérdidas de 100,000 millones USD.

Eso fue en 2023. La historia en 2025 es otra.

Ahora la gente platica más con Gemini que con ChatGPT.
Checa esta gráfica:

Minutos que gente pasa en promedio con cada chatbot, por visita. Datos de Similarweb; gráfica de Financial Times.

¿Por qué la gente se queda más tiempo?

Porque Gemini se puso listo. Literalmente.

En 20 pruebas de rendimiento quedó arriba de ChatGPT y Claude en conocimiento experto, lógica y matemáticas. Solo perdió en código.

El testimonio que dolió: Marc Benioff, CEO de Salesforce, soltó la bomba en X: "Usé ChatGPT diario por 3 años. Pasé 2 horas en Gemini 3 y no voy a regresar. El salto es una locura".

Y no es el único. Las descargas de Gemini se dispararon:

Descargas mensuales de las apps. Datos de Sensor Tower; gráfica de Financial Times.

¿Por qué importa?

ChatGPT sigue siendo el rey con 800 millones de usuarios. Nadie le hace sombra ahí.

Pero cuando el líder pierde en calidad técnica y tiempo de uso, es una señal de alerta temprana. El volumen masivo no te salva si la innovación se estanca (pregúntale a BlackBerry).

Tres años después, OpenAI ya no corre solo. Y esa es una buena noticia.

La competencia es la única garantía de que las herramientas que usamos para trabajar sigan mejorando, y no solo cobrando.

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